domingo, 13 de noviembre de 2011

A LA ETICA DEL DISCURSO Y LA ETICA DE LA ESPECIE


A LA ETICA DEL DISCURSO Y LA ETICA DE LA ESPECIE

Jürgen Habermas es un filósofo y sociólogo Alemán, conocido sobre todo por sus trabajos en filosofía práctica (ética, filosofía política y del derecho). Gracias a una actividad regular como profesor de universidades extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como la traducción de sus trabajos más importantes a más de treinta idiomas, sus teorías son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. Habermas es el miembro mas eminente de la segunda generación de la escuela de Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría critica desarrollada en el Instituto de Investigación Social. Entre sus aportaciones esta la construcción teórica de la democracia deliberativa y acción conmutativa.

Para  Habermas “ La estrategia que sigue la ética del discurso para extraer los contenidos de una moral universalista de los presuntos universales de la argumentación ofrece perspectivas de éxitos precisamente porque el discurso constituye a una forma de comunicación más exigente, que va mas allá de formas de vida concretas y en las presuposiciones  del actuar orientado por el entendimiento mutuo universalizan, se abstraen y liberan barreras, extendiéndose a una comunidad ideal de comunicación que incluye a todos los sujetos capaces de hablar y actuar”. Esta comunicación-argumentativa que incluye a todos  los miembros de una comunidad indeterminada esta haciendo  referencia a los conflictos interpersonales en que se puede enfrentar a los posibles interlocutores en un discurso, los cuales, en cada caso, podrían encontrar una respuesta racional.

Con la ética del discurso se pretende crear una comunidad ideal de de comunicación (en la argumentación cada uno se vale por si mismo, pero siempre inserto en un contexto universal), en donde el marco histórico de la sociedad o el contexto donde se encuentren exista una operación racional, en la cual se deja de lado la argumentación autoritaria para darnos cuenta de que todos nosotros somos eventuales interlocutores donde primara la argumentación mas racional y no la mas fuerte o más jerárquica y destrabar y desatar el nudo que provoca la absolutización del consenso actual por medio de la idea regulativa de la comunidad ideal de comunicación para lograr una universalidad aún mas grande. “Pues las argumentaciones van a ser más allá de los distintos mundos de vida particulares; en sus presupuestos pragmáticos el contenido normativo de los presupuestos del actuar comunicativo esta universalizado, abstraído y libre de barreras: extendido a una comunidad  ideal de comunicación que incluye en su seno a todos los sujetos capaces de actuar y de hablar ...”, por lo cual “ Solo una argumentación desarrolla inter subjetivamente en la que se pudiesen participar todos los posiblemente afectados hace a la par posible y necesaria una universalización radical...”, es por esta razón que Habermas dentro de una Inter subjetividad, una heterogeneidad de interlocutores entiende “... la argumentación como un procedimiento para el intercambio y la valoración de información, razones y terminología....

Ahora la Ética del Discurso, bajo los presupuestos del entendimiento, que define a este como una comunicación que apunta a un acuerdo válido, quiere decir que en primer lugar los hombres deben superar los acuerdos fácticos, es decir, los acuerdos por convivencia. El acuerdo valido supone un proceso de convenimiento mutuo que coordina las acciones de dos o más sujetos sobre la base de aceptaciones de sus pretensiones de validez, que en un principio suelen ser criticables pero que, acerca de las cuales se pueden ofrecer una especie de garantía, en este ejercicio de validación se involucran todos los actuantes reales y  los potenciales, y “ Tienen que ser posibles de defender los enunciados válidos con razones que a su vez puedan convencer a todo el mundo en tiempo y en todo lugar. Con pretensiones de validez, el hablante y el oyente trascienden los criterios provincianos de una comunidad de intérpretes meramente particular...”. Habermas considera que la filosofía no puede responder al problema de la validez de las normas sobre la ética, sino más bien hay que crear un paradigma distinto que vaya de la mano con la comunicación del lenguaje. Esta teoría consiste principalmente en que el sujeto se defina en su desarrollo a partir de un entendimiento con otros sujetos teniendo en cuenta lo que implica conocer y actuar , “...la validez debe ser entendida epistémicamente como validez que se revela como tal para nosotros”..¡ A partir de esta especie de proyección de la comunicación por medio de la validez la tensión que se genera”... entre facticidad y validez se traslada a los presupuestos de la comunicación que, por más que tengan un contenido ideal y que sólo se pude cumplir aproximadamente, todos los implicados tienen que hacer fácticamente siempre que afirmen o nieguen del modo que sea la verdad de un enunciado y, para justificar esa pretensión de validez, entren en una argumentación”, esto lo podemos graficar o ejemplificar mejor cuando”...dos personas se encuentren en el marco de un mundo de vida compartido intersubjetivamente a fin de ponerse de acuerdo sobre algo, esto es, solo en el actuar comunicativo, pueden los agentes y tienen que hacerlo reconocerse recíprocamente como personas a las que pueden imputar sus actos. En ese caso se atribuyen unos a otros la capacidad de orientarse en su en su actuar por pretensiones de validez”.

Podemos apreciar el planteamiento de Habermas sobre una ética universalmente valida para todos, se aleja en cierta medida del planteamiento de Kant en cuanto este impone el imperativo categórico en donde el criterio de la  moralidad de una acción se ve a la manera de como la razón se impone a la voluntad de una forma incondicional y necesaria, en contra de cualquier deseo meramente subjetivo. Expresa el deber que ha de cumplirse por si mismo, y no para conseguir alguna otra finalidad (en este caso, seria un imperativo hipotético o condicionado). Es la ley de la razón práctica,  que no prescribe nada en concreto que hacer, sino solo la manera, la forma, cómo se ha de actuar. “El programa de fundamentación que desarrolla la ética del discurso se enmarca como objeto el de obtener de las suposiciones de racionalidad de ese tipo una regla de argumentación para los discursos en los que se pueden fundamentar normas Morales. Con ello se aspira a mostrar que las cuestiones morales si se pueden decidir racionalmente...no se cumplen hasta que se indica una regla de argumentación que se pueda desempeñar en los discursos prácticos un cometido parecido al que tiene, por ejemplo el principio de inducción en los discursos empíricos-teóricos”. Desde la moral Kantiana del deber ser, no podrían salir argumentaciones o diálogos consensuados que fuesen universalmente válidas para todos, ya que estos están  remitiendo a la cotidianidad, a las máximas a la praxis de los sujetos del día a día, mientras que la ética del discurso de Habermas pretende crear bajo normas universales, una ética que fundamente la realidad de todos los participantes de los medios interculturales que se ven hoy en día por medio de la globalización, se pretende homogeneizar el planteamiento de una ética universal, “...tan pronto se desee fundamentar normas se está aceptando unas condiciones procedimentales que equivalen implícitamente al reconocimiento de una regla en argumentación “U”: toda norma válida tiene que cumplir la condición de que las consecuencias y los efectos secundarios que resulten previsiblemente de su seguimiento universal para la satisfacción de los intereses de todas y cada uno puedan ser aceptados sin coacción (y preferidas a las repercusiones de las posibilidades alternativas de regulación conocidas) por todos los afectados”.

A sus ideas ya conocidas sobre la moral, sobre el derecho y sobre la democracia, añada hoy nuevas tesis sobre una “ética de la especie humana” En las sociedades liberales, la Constitución garantiza a todo ciudadano la libertad “ética” de conducir su vida, en el marco de las leyes, como le parezca. Cada cual debe poder decidir lo que es bueno para él; para la persona que desea se, y que los demás están llamados a conocer en él. Presuponemos, por lo demás, que un acuerdo general no puede obtenerse, en el mejor de los casos, más que sobre lo que sea “justo”, mientras que las ideas sobre lo que sea “bueno”, o sobre los que sea un  batiburrillo, difieren según las culturas, las formas de vida, las personas y las biografías. Por excelentes razones, tales proyectos de vida sólo se presentan en plural. Sin embargo las intervenciones biotecnológicas sobre las bases naturales de la vida del hombre nos confrontan al desafío a una regulación a escala planetaria, incluyendo la relación con las cuestiones éticas. En efecto ya no se trata de cuestiones justicia, susceptibles de ser definidas sobre la base de los  derechos humanos. La cuestión de saber si deseamos prohibir, en todo el mundo, la clonación depende de la manera en que deseemos comprendernos, de una manera general, como miembro de la especie humana. Al mismo tiempo, la controversia por lo que se respecta a las diferentes “visiones del hombre” que están en concurrencia adquiere una significación directamente política. Y el terreno en que se desarrolla esta controversia es el de la ética de la especie humana.

Las imágenes del hombre, como se ha visto, se presentan también en plural, concretamente como imágenes del mundo humanista y antihumanista, religiosas y laicas de las cuales forma parte. Ahora bien, estamos obligados, incluso por razones políticas, referidas a la sustancia de la visión controvertida que nosotros tenemos sobre nosotros mismo, a una entente  escala mundial.

Las visiones del mundo laica no se benefician , a primera vista, de ninguna estatus privilegiado. En el bien entendido de que, en nuestras sociedades postseculares, la ciencia institucionalizada detenta el monopolio del saber referente al mundo. Obviamente, el creacionismo que invoca fuentes bíblicas no puede pretender el mismo reconocimiento público que una teoría científica que asume el hecho de ser falsable. Para cuestiones empíricas, nos guiamos de experto científico (mediante explicación Peritaje); para que establezca lo que la sociedad por ejemplo, ante la justicia  debe considerar como verdadero o falso. En cambio en materia de ética o de las cuestionen que depende en sentido amplio, de visiones del mundo, ninguna institución puede evitar que los ciudadanos se formen un  juicio por si mismo.

Ahora bien, la visión del mundo cientista no tiene por ella misma, el estatuto de ciencia. Se trata de una síntesis elaborada de investigaciones científicas, que entran en concurrencia con otras visiones del mundo. Por lo que concierne a cuestiones fundamentales de ética política, las voces religiosas tienen como mínimo a ser oír en el espacio publico. Es verdad que las opiniones presentadas por medio de una rectora religiosa, no pueden contar con el asentimiento democrático más que si están traducida a un lenguaje accesible, por ejemplo a un lenguaje filosófico.

La dialéctica de la razón y la dinámica autodestructiva de una modernización acelerada no son descubrimiento resientes. Es en el contesto de una civilización “descarrila” donde hay que situar mi interés por una aproximación hacia tradiciones religiosa que se distingue por la capacidad superior que posee de articulara nuestra sensibilidad moral. Emprendido en un estilo que no pretende criticar las religiones, el trabajo que consista en traducir su mensaje al lenguaje públicos y universalmente accesible, seria el ejemplo de una secularización que salva en ves de aniquilar.

Muchas veces se trata simplemente de un conflicto, muy comprensible, que opone a los jóvenes a una generación de mayores, cuya de nominación de la vida intelectual es favorecida por circunstancias  históricas inhabitualmente larga. En la medida en que dicho giro es, además, iniciado por ciertos renegados de la izquierda de 1968, la hostilidad visceral hacia todo cuando es normativo parece, más bien, el síndrome de una anotamiento; una vez perdido al adversario que podía ser objeto de sus humoradas surrealistas, se vuelven contra los ideales que ellos mismos revocaron desde hace mucho. Dicho esto, en el contexto de la vida intelectualmente alemana, este cambio de mentalidad también presenta características nacionales muy específicas.

El fututo de la naturaleza Habermas apuesta claramente por evidencia intuitiva de la validez de una ética de la especie preventiva que garantiza la autonomía del individuo en su proceso de madurez y la formación de una biografía personal, exenta de alteraciones tecnológicas. Ésta es una autoevidencia justificada desde el momento en que su incumplimiento ”hiere muentros sentimiento morales”, porque “obtenemos inmediatamente un argumento moral contundente pero sí una orientación  medida por la ética de la especie que aconseja la cautela y la obtención”, porque “la efectividad de las reacciones no expresa tanto la indignación moral como la repulsión ante algo obsceno”, porque “nuestras concepciones de […] la vida humana prepersonal forman, por decirlo así, en un entorno ético estabilizador para la moral racional de los sujetos de los derechos humanos”, porque “parece que muchos de nosotros tenemos la intuición de querer inclinar la balanza a favor  de la vida humana”. Por “el escrúpulo comparativamente arcaico que sentimos ante la investigación consumidora de embriones”, por “la sensación de que no podemos instrumentalizar el embrión”, por “el” “impulso” de preferir una existencia digna de seres humanos.

La ética de la especie podemos incidir con mas claridad en el transito que se produce en le pensamiento ético de Habermas a la luz de la falacia naturalista de Hume. Y a vimos cómo la ética del discurso remitía exclusivamente a un procedimiento formal determinado a la obtención de consensos válidos, independientemente de cuáles sean éstos. El único mandato que prescribe está en el cumplimiento de una serie de reglas que posibilite el ejercicio de la  pragmática comunicativa. De esta manera, señalamos la influencia decisiva que tiene el ámbito formal-moral del discurso por encima de cualquier fuente material-ética particular. Resumiendo, tenemos que en el caso de la ética del discurso sólo es universal el ámbito de la pragmática trascendental, esto es, de las reglas del discurso El deber-ser comunicativo es independiente del ser relativo a cada uno de los mundos de la vida de donde procede cada argumentación particular.
Participantes: 
Hidalgo Marianela
Pacheco Lisbeth
Pacheco María
Quevedo Yuridia
Ribot María
Román Rosimar
Schmucke Karla

Facilitador:
Dr. Ramón E. Azócar A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario